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miércoles, 10 de abril de 2013

RITUAL DEL VISITANTE de José Verón Gormaz




RITUAL DEL VISITANTE

José Verón Gormaz muestra una sagaz percepción de la conciencia reflexiva en su obra, sorprendente. Se vivencia especialmente, a través de los serenos y reflexivos versos que va escribiendo desde hace muchos años. Versos que al instante de su lectura, irradian imágenes y tonalidades conmovedoras muy atrayentes para el lector. José Verón posee un universo artístico personalísimo e irremplazable, emergido de donde se funde el campo y el cielo con facilidad de salmo, en esa tierra aragonesa que el poeta siente con todo el alma y que retrata, desde la percepción más íntima, como pocos saben hacerlo. La atmósfera captada, reflejada a través de los vehementes e íntimos poemas -o a través de la fotografía, a la que también se dedica con acierto no menos poético que en los versos-, se hace complaciente al momento con el leedor, pese a serle un territorio inexplorado, repleto de profundos silencios y de grandes soledades. Envuelto en esa elipsis, en ese clima a menudo sangrante pero siempre hermoso y conmovedor, escribe y reflexiona denodadamente el poeta sobre la vida y sus complejidades, atento al menor sonido, al mínimo movimiento, privilegiado observador de las particularidades poéticas y filosóficas que posee la tierra, esa tierra de cultivos verdes pero también campos de ocres secanos, de serranías grises o cenicientas, de arbóreos montículos, de pueblos de adobe y llanto castigados por el omnipresente sol del estío… Todo penetra por la abierta ventana de la habitación del poeta para amalgamarse con su propio pensamiento; todo es una inevitable génesis lírica: los caminos, los yermos valles, el arroyuelo áspero donde casi ni baja agua, el viento impulsivo, el sol que reseca labrantíos y golpea casas, las luces, las sombras, y, en lontananza por donde serpentea el sendero, el solitario caminante con su carga emocional de vida... Todo lo acopia José Verón  con esa peculiaridad que le da ser poeta de versos ponderados, perceptivos y admirables, que parecen ser llevados, por el céfiro crepuscular, de un lugar a otro del pensamiento en la soledad de la tarde…
Aparece, al momento de iniciar la lectura de los poemas, la enorme calidad ritual que poseen, en una arquitectura que se liberó de andamiajes y apoyaturas dejando una gran resistencia y una sólida madurez expresiva. Una sorprendente obra que da acierto a la observancia, a “la ceniza, que envuelve las palabras/ y las guarda del frío de los años” en ese “camino de papel y de palabras” que tan bien conoce el escritor. Brotan los versos con la capacidad demiúrgica de haber sido creados, usando, desde la loable coherencia, la metáfora polivalente del acierto en libre disposición de ensalmo. Poemas que dejan huella imborrable en el lector de una manera natural, sin estridencia ni ruido alguno; sí, con notable fuerza inspiradora. Una huella que se hace más valiosa con el paso del tiempo, ya que los poemas poseen un sentido estético vibrante que actúa tras la lectura, conformando un código secreto, comprometido, sensible, singular. Carácter que revela la relevancia, la particularidad, el acento especial de una elegante y a la vez sobria voz conmovedora, que acaba relampagueando por nuestro interior con inusitada fortaleza: el poema se lee y se explica casi sin que nos demos cuenta; el lector ha de traducirlo debidamente, ha de recorrer ese camino que se le propone, sintiéndolo propio; ha de hurgar, deleitarse, sufrir, inquirir y hacerse preguntas -aun no siendo muy consciente de que lo hace-, pues  los versos crean un vínculo sumamente estrecho con el lector. 
Los poemas más cortos, esos que llevan el singular peso y el admirable sello de la levedad en José Verón, son, generalmente, de contenida y moderada melancolía, llegando nítidos a la conciencia lectora gracias a las ráfagas de emotividad y de verdad poética que les imprime.
El libro que ahora tengo –gracias a su generosa donación- entre las manos, lleva por título “Ritual del visitante”, su última publicación. Son poemas que revelan la magnificencia del poeta; que abducen hasta en el “in illo tempore”, como una verdadera avalancha de emociones; esas que sin darnos cuenta, desde la soledad lectora la tarde y el viento, van quedando y reconfortando “Sobre los signos de un papel dormido” el ánimo. Son poemas del autor y son de todos nosotros, son poemas al viento. Versos a veces de delicada melancolía; otras, rigurosos, certeros, necesarios; todos ellos marcando un eco filosófico, que deja prolongada una sana alteración: la trasmisión de una voluntad ética sincera y admirable. Este libro deja, en su recapitulación o síntesis, una grata y delicada sensación de sobrada inteligencia. El poeta aragonés, en esta obra, como en  poemarios anteriores, se desnuda por dentro para poder situarnos en su universo reflexivo más personal y nítido; como si estuviéramos ante un revulsivo, ese que despierta la voz independiente, pero cercana, muestreándonos un carácter sensible, un pensamiento sonoro nada estridente, y un delicado hacer. Voz armoniosa y tenaz la del poeta, que nos descubre el desasosiego íntimo dentro de un mundo de contrastadas imágenes, que él sitúa en el cofre multicolor de sus emociones más personales. Pocos autores sienten y mueven el verso como lo hace José Verón. Lúcido y conmovedor, nuestro poeta es profundo, es magnético y es cercano; aunque a veces, como buen rapsoda, parezca ensimismarse en poemas sugestivos, muy bien estructurados, que van in crescendo cual generosa sinfonía; poemas que subyugan y sobrecogen, en un exceso emocional siempre vibrante; poemas en los que parece encerrarse solitario el poeta para no hacer ruido... Algo que como lectores agradecemos profundamente, porque, “A través de las horas/ habla la inmensidad iluminada/ por el sol vertical del mediodía…  Y nada más, ya que  “Sólo el eco brutal de las ausencias” parece tener sentido…
Gracias por este libro, estimado amigo, apreciado Poeta.

Con el poeta en Calatayud intercambiando libros...

Puedes obtener este libro en Casa del Libro.

jueves, 23 de junio de 2011

"SABOR POR LETRAS" de Jorge Dossi



Jorge Dossi nos regala algunos fragmentos de sus poemas:

De "Sensual Baires"

Un sensual Baires viene aromando por las esquinas,
por las delicias que merodean sin par su carne,
tan cazadoras, tan sublevadas por espantar el
aburrimiento,
tan perfiladas Cortazareando en las madrugadas,
baten sus alas sobrevolando y un viejo tango
las acorrala camino al bajo,
por las leyendas de marineros alcoholizados,
por nuestros hijos, hijos de un puerto que bien
retrata un tal Del Prado, tan solitarios, tan faloperos.
Esta madeja no se desata y el saxo gime fraseando
orgasmos a contrapunto,
arremetiendo esa melodía buscando el clímax
de su novela.




De "País convulsionado"

Entrar en la pintura y ansiar tomar los brazos,
girar el torso y dar un nuevo trazo
y amar un resurgir de pechos alterados
que avanzan indecentes, turgentes, temerarios.






De "Lovely ébano"

Yo pedí que la canción se terminara para anclar mi prosa
estéril en tu cama, olvidarme de editores y farsantes que
susurran loas burdas a mis páginas.
Lovely ébano grite cuando acababas y la espuma del festín
me atragantaba, hubo tiempo para despreciar los besos
que supiste obsequiarme entrada el alba.




Ejemplares de este libro se pueden solicitar al correo: 
babelbooks@verizen.net

o bien picando aquí.

jueves, 14 de abril de 2011

"ARIA COMPRESSA / AIRE COMPRIMIDO" de Marino Rossetti

Marino Rossetti es un gran amigo, pintor, escultor, ceramista,   y poeta italiano, es un artista completo que con gran entusiasmo ha visto salir a la luz este hijo literario bilingüe italiano-español.

En "Aire comprimido", la intención era y es forzar el ritmo aún y sobre todo a través de una combinación muy poco lógica de las palabras, someterlas a un tipo de estrés para que revelen otros significados, incluso mediante una disposición diferente en la página -espacio, creando pausas y distintos modos de leer-, una operación que deriva directamente de la composición pictórica.

"No hay paisaje que representar, porque no hay paisaje". La intención no era describir, ni representar algo, más bien "presentar "radicalmente "ese estado".

                           Fuera es un continuo
                           vaivén de gentío
                           bajo los ojos opacos
                           de ventanas abiertas.

(Fragmento  del poema JUNTOS)




Este poemario se puede adquirir picando aquí.

martes, 15 de marzo de 2011

"EN OFF" de Astrid Fugellie

 
UN ÁSTER PARA ÁSTRID
(Algunas notas sobre En Off)



(…)Desde entonces tu sombra da la vuelta
 alrededor de cráteres lunares.
Pero ahora que nos hemos encontrado,
isla, madre, mujer, volcán, destino,
 ven a dormir tu soledad de siempre. (…)
 
Pedro García Cabrera. Isla y mujer.
 
 



Por Antonio Arroyo Silva.



   Decía Vicente Huidobro sobre la poesía que, aparte de la significación gramatical, hay otra, una significación mágica que rompe con la norma convencional del mundo y donde las palabras pierden la denotación estricta. Si la poesía es el vocablo libre de todo prejuicio, el verbo creado y creador que se desarrolla cual el alba primera del mundo, su precisión es no perder ese carácter fundacional e iluminador. Esa mirada asombrada.
   Estos principios fundamentales que sentó el poeta chileno en el Ateneo de Madrid en el primer tercio del siglo XX son los primeros pasos de la poesía de vanguardia en español (1).
   La primera y verdadera revolución de Huidobro en cuanto a poesía se refiere fue inaugurar en nuestra lengua el extrañamiento que preconizaba Nietzsche en su filosofía. Extrañamiento de la palabra que produce rebeldía contra el orden establecido, no sólo por la sociedad en decadencia, sino en la manera de ésta de acotamiento de la realidad a través de un lenguaje ya vacío, que ya nada comunica. En este sentido, Altazor es un trasunto del superhombre nietzscheano en lengua española. Imaginemos por un momento que si en vez de hombre fuera mujer…
  Todo viene muy a propósito de la poesía de Astrid Fugellie, cuya trayectoria  la revelan, según el poeta Raúl Zurita, como la escritora con una de las poéticas más amplias y originales de la poesía chilena actual.  Me parece significativo que nuestra poeta haya aprehendido esta tradición antes mencionada, estos hechos que se corresponden con el que, según mi opinión particular, ha sido el punto cero de la literatura en español de nuestros tiempos. O mejor dicho, no tan significativo como ese vórtice suyo, ese centro que irradia de su condición femenina. Si el poeta canario Pedro García Cabrera identifica la isla con una mujer,  la isla Astrid se encontrará en su verso.
   Dice Jorge Rodríguez Padrón en su célebre artículo sobre la poesía de mujeres en Hispanoamérica,”El barco de la luna” (2), que no conviene establecer una división entre poesía femenina o feminista y poesía masculina. La verdadera poesía no puede asumir estas divisiones. La diferencia entre una y otra está en la percepción del mundo, no en el hecho poético. Una percepción que se hace expresión lingüística, que en el hombre, en principio, está impregnado de estereotipos propios de un sistema patriarcal vigente y, en la mujer, lleno de un extrañamiento propio de su condición y donde intervienen todos los sentidos. La precisión de la mujer-poeta está en ese atrevimiento sin saber qué le espera al final, y, de hecho, este toque es muy necesario para que la poesía fluya con naturalidad y no con los amarres patriarcales. Temor, desconcierto, duda; esto marca el lenguaje fronterizo de la mujer poeta hispanoamericana. Aparte de la revolución que supone el creacionismo de Huidobro.
   Astrid Fugellie. nace en Punta Arenas, Chile. Educadora de Párvulos graduada de la Universidad de Chile.  Miembro fundadora, redactora y posteriormente directora de la revista Corchete, del Banco Central de Chile.  Es cofundadora de la Casa de la Cultura de Punta Arenas. Obra publicada: Poemas, I. Municipalidad de Punta Arenas (1966); Siete poemas, (1969); Una casa en la lluvia, Ed. Gabriela Mistral (1975); Quién es quién en las letras chilenas, Ed. Nascimento (1982);  Las jornadas del silencio, Ed. Nascimento (1984); Travesías, (1986);Chile enlutado (artefacto), Ergo Sum  (1987); A manos del año (cuento), Ergo Sum (1987); La mujer en la poesía chilena de los 80, antología, Inge Corssen editora (1987); Los círculos, Ergo Sum  (1988); Dioses del sueño, Editorial Cuarto Propio (1991); Los círculos, (2ª. Ed.) Ed. La Trastienda (1996); Llaves para una maga, Ed. La Trastienda (1999) De ánimas y mandas, animitas chilenas desde el subsuelo, Proyecto Fondart Regional, (2003); La tierra de los arlequines, ese arco que se forma después de la lluvia, Exposición Marionetas, de la pintora María Paz Valdivieso (2005); La generación de las palomas, Ed. La Trastienda (2005). Con Los círculos obtuvo el Premio Academia Chilena de la Lengua 1989. (Fuente: Fundación Metáfora), y esta obra que nos ocupaen off, editorial La Trastienda, Santiago de Chile 2010.
   Sí, como dijera Huidobro, el poeta representa el drama angustioso que se realiza entre el mundo y el cerebro humano, entre el mundo y su representación, qué drama no representará una mujer que no sólo asume el dolor ante la pérdida personal sino la pérdida de todo el pueblo chileno, el sentimiento trágico de todo un país desde la óptica femenina, que sólo ve la poesía como única vía de asunción. Así ocurre en su obra La generación de las palomas. Astrid va a los linderos y observa que incluso los conceptos han caído en el vacío de la existencia. Como consecuencia, su creación será capaz de ir más allá del simple coloquialismo e inaugura en su verso, digamos, una koiné dialéctica, un habla inventada para expresar el dolor del ser humano al unísono. (3)
   El que no haya sentido el drama que se juega entre la cosa y la palabra, no podrá comprenderme, decía el poeta Huidobro. Tampoco podrá comprender ese extrañamiento del lenguaje que Astrid Fugellie funda en su poesía para expresar en su más extraña lengua (como decía el poeta canario del siglo XVI, Bartolomé Cairasco de Figueroa, cuando oía a los aborígenes de Tamarán apagar su llanto por la pérdida de su identidad con las más sobrecogedoras endechas nunca antes escuchadas) ese desgarramiento sublunar.
   En cuanto al libro recientemente publicado por Astrid En Off, reconozco que, meses antes de dicho evento,  había leído lo que en principio parecía iban a ser dos poemarios distintos, aunque subsiguientes. Los había leído varias veces, incluso alguna de ellas tuve la impresión un tanto borgiana de que era el libro quien me leía a mí o de que eran todas las voces de las mujeres presentes, pasadas o futuras quienes me susurraban al oído su llanto. ¿Por qué en off? Esa expresión alude a una técnica cinematográfica, y ahí está la genialidad del título: una autora que ve ese sentimiento trágico de la vida como una película donde una voz no presenciada retransmite. Llamémoslo alejamiento crítico, contrapunto irónico…el resultado es que cada lector oirá su propia voz interior, de la misma manera que éste que escribe y leyó en un antes y un ahora. Por otra parte, el título nos remonta a esos coros de la tragedia griega. No en vano la palabra persona viene del griego y hace alusión a una máscara especialmente diseñada para que la voz de los actores resonara y fuera escuchada. No era cuestión de identidad sino de escenificar un drama ( y que fuera oído), como el de Astrid Fugellie que no pretende proyectar su ego al modo romántico sino hacer que una tragedia concreta se eleve al rango de la poesía. He aquí la eficacia: re-sonar, sonar (como diría mi amiga también chilena Alejandra González) con el co-razón de una mujer que encuentra el cantero de su poesía. Una poesía que reubica su territorio, que re-zona desde el verso.
  Así, En Off se divide en dos partes bien diferenciadas: la primera, Asteriza y, la segunda, Insomnio. No podría decir, por las causas antes mencionadas, que se trata de dos poemarios. Realmente es una obra con un corpus único, dos habitaciones de una misma casa. La separación de la vida y la separación de la muerte, a fin de cuentas el mismo exilio, el mismo e iluminador sentimiento de vacío. Entiéndase que vacío no es la nada y Astrid, que lo encuentra, lo llena y lo lanza a la inmensidad, como si de una botella se tratara lanzada al océano desde su naufragio. ¡Qué mayor iluminación se puede pedir!
  Asterizacomienza con un diálogo intertextual entre Altazor y ese alterego femenino llamado Asteriza, con la intención de establecer un paralelismo entre ambos descensos y consiguientes caídas. No intención superficial precisamente… De un lado, en el epígrafe o cita de Huidobro, se muestra el descenso de Altazor: cae lo más bajo que se pueda caer. De otro, la hablante que increpa a Asteriza,  anuncia el desplome de ésta. Doble caída, pues, la asumida de Altazor-hombre y la caída propia: el desplome. A continuación esa voz  que está al lado de acá del espejo, esa otra voz en off,  que va a intervenir en siete momentos (curioso dato…) para recordarle a Asteriza hasta qué punto llegó su descenso. Como contrapunto, cada intervención tiene su correspondiente respuesta que no es tal, sino un ahondamiento en el monólogo interior de la aludida, lo cual matiza ese sentimiento de soledad, pues no existe la soledad absoluta. Quien realmente siente su temblor descubre esa otredad necesaria que la mujer ha descubierto para seguir adelante   Sentimiento del vacío, muerte ciega o agonía de un existir, el miedo al espejo quebrado como fragmentación de su individualidad, el sentimiento de culpa por su condición de mujer que nunca podrá asumir, el desamparo y su forma de expresión, el caos subsiguiente de la realidad que le circunda y el sentirse poeta en dicha asunción a la par que se plantea ese lenguaje fronterizo que Jorge Rodríguez Padrón menciona en el ensayo aludido, y, por último, el sentir su carne sazonarse en esa desolación. Sentir el país desplomado en su verso. El país hecho carne en sus entrañas y refundado en el verso. Lo que está siendo en el poema.
   Pasamos a la habitación de Insomnio. Nuestra hablante en off (la misma) pasa seis horas de velatorio ante su ex-esposo que se ha suicidado. Éste ya no puede escucharla, pero el Hombre tampoco antes (vivo o muerto), lo sabe. Voz en off desde afuera de si misma, porque de momento no sabe que se habla desde el interior de sí. Desdoblamiento: la hablante es un yo lírico que pasa  una noche velando el cadáver. ¿Se ha suicidado el hombre o su idea del hombre? Ella, una mujer que desde su escondite, el Insomnio va marcando el transcurrir de unas horas que resumen no ya toda una vida sino toda la historia enajenante de la mujer donde todo ha sido sentimiento de culpa, perdida de identidad: volverá a latir la vida en la palma/ de mi mano deshuellada, herida?  para concluir hacia la primera hora del alba con la convicción de que los delirantes caerán por sus ojos (los de ella) asombrados y nuevos. No le queda otra salida
 
…No hay calles
ya no quedan más calles. (5)
 
  Tragedia sí, no sólo de una mujer que ya ni llora, aunque la memoria duele. Mujer que escribe el testimonio de sí misma, manifestando sus ansias de levedad
 
Quiero dormir sin huesos ni carne
quiero estirar mi lenguaje
hacia otro siglo conjurado. Quiero sobrevivir.
 
  Quiere sobrevivirle a ese cadáver físico y lingüístico (digamos) ante el cual sigue siendo ninguna y, por tanto, sobra en el quehacer de los afectos (4). Tragedia o liberación, eso significa su escondite del insomnio.
   Astrid Fugellie, que conoce el eco de los llamados de las cosas a las palabras, sabe ver como Huidobro  los lazos sutiles que se tienden entre su tragedia personal, su realidad. Oye  las voces que se lanzan unas a otras palabras separadas por distancias inconmensurables:
 
 
Golpea el agua sobre el silencio tal vez
yo sea la llovizna. (…)
 
La noche es oscura, mandíbula
antigua llena de caries. (…)
 
Como decía el filósofo Jacques Derrida: ¿Cómo no temblar?...Para ser verdaderamente, singularmente responsable ante la singularidad del otro es necesario que ya no haya mundo (6). Cierto, todo ha de partir de un sentido de deconstrucción de la realidad, sobre todo en lo referente a esta nueva obra En Off.  Las palabras de Astrid tienen un genio recóndito, un pasado mágico que sólo ella sabe descubrir en esa fuente que es su desplome, y esto es lo que la hace ascender al territorio de la Poesía, a ese plano superior que los lectores percibimos y llamamos magia, temblor…
   “Hay que poner fin a este imperio del mal gusto y la banalidad (dice mi amigo el poeta chileno Leo Lobos en una conversación que mantuvimos hace poco); es necesario rescatar el verdadero humanismo que le devuelva la dignidad a nuestra condición existencial para que el ser humano no desaparezca en cualquier esquina de este mundo cada día más pequeño y más hostil a la vida”. Para que Asteriza pueda salir del escondite del insomnio y pueda soñar, y vivir.
 
 
 


NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:
 
 
(1)     MORALES, ANDRÉS, Huidobro en España (tesis doctoral), Ediciones de la Universidad Autónoma de Barcelona. Se utiliza un fragmento de la conferencia que Huidobro dio en el Ateneo de Madrid en 1921, pues se entiende que Astrid Fugellie también quiere hacerle un homenaje al poeta, y al mismo tiempo sirve de hilo conductor a este artículo.
 
 
 
(2)     RODRÍGUEZ PADRÓN, JORGE, “El barco de la luna. Clave femenina de la poesía hispanoamericana”, en la revista Tinta China, de Sevilla (España) y en Fundación para la Cultura Urbana, Caracas (Venezuela). Entiéndase que nuestro crítico nacido en Canarias no defiende una literatura llamada feminista, siquiera claramente diferenciada de la literatura escrita por hombres. Sólo aborda el tema desde una perspectiva poética.
 
 
(3)     ZURITA, RAÚL, Prólogo a La Generaciónde las palomas, op. cit. Véanse ciertas coincidencias de enfoque entre el punto de vista poético de Raúl Zurita y el punto de vista crítico de Jorge Rodríguez Padrón, sobre todo la idea del coloquialismo en la poesía.
 
 
(4)     FUGELLIE, ASTRID, En Off, op. cit. No terminaría de citar la tremenda fuerza de las imágenes de nuestra poeta.
 
 
(5)     FUGELLIE, ASTRID, ibídem. Feliz coincidencia: “hay calles para el verso ”le decía el que escribe a Carlos Edmundo de Ory en 1985. Vid. Esquina Paradise, Ed. El Vigía, Santa Cruz de Tenerife, 2008.
 
 
(6)     DERRIDA, JACQUES, “El temblor” revista Acta Poética de la UNAM, 22 de julio de 2010. Hay una nota que reproduzco: “Agradecemos infinitamente a Marguerite Derrida por facilitarnos esa conferencia, publicada póstumamente en 2006, y damos la oportunidad de publicar por primera vez en español este texto que Derrida tembló y pensó en 2004, poco antes de su muerte”.

martes, 15 de febrero de 2011

"LA VERDAD DEL CUENTO" de Fita Reche.

Fita Reche es Licenciada en Psicología por la Universidad de Sevilla, ciudad en la que nacíó en el año 1957. Este fue su primer libro editado, mientras está en la tarea de sacar adelante dos nuevos proyectos:  un libro de poemas y una novela de más peso.

lunes, 17 de enero de 2011

"PROTEOPOEMAS (VERSOS INVERSOS)" de Luis Vargas Alejo.

La poesía de Luís Vargas Alejo es hija de la reflexión y sus vivencias... así comienza el prólogo de esta obra, que realizó el también poeta cubano, José Valle Valdés.

Por una parte, el temperamento reflexivo que lo caracteriza, y la rica sensibilidad educada bajo el continuo ejercicio de la lectura, lo inclinan favorablemente al apotegma y la ficción, a la elaboración subjetiva de su realidad.

Por la otra, el segmento histórico vivido, complejo, saturado de encontrados acontecimientos, ha sometido su condición humana a grandes pruebas, que han modelado definitivamente su carácter y visión del mundo.

De costados tan vigorosos, decisivos en la configuración de una mentalidad, nace su poesía, situacional y directa, de raigal afición humanista.




XXXIII

Cada vez
hago versos
más pequeños
porque llegué
por fin
a saber
que
la nada
es algo...(es mucho)
de donde
nace
todo

Vivir
en el vacío
para
llenarlo
con hojas de luz
como planetario
donde giran
los
planetas
soñados.

La reseña completa se puede leer en el blog del autor picando aquí.
Este libro se puede adquirir y descargar picando aquí.

jueves, 9 de diciembre de 2010

"CABALLO DE LA LUZ" de Antonio Arroyo Silva


Rosario Valcárcel   se preguntó como podría definir esta obra en una sola palabra y dijo: " resplandor, porque Antonio Arroyo se desliza silenciosamente por los poemas, deleitándose en lo cotidiano y matizando sus paisajes de infinidad de tonalidades. Sin escatimar en sus pensamientos la mezcla de olores y las ráfagas de luz.
Para poder leer la reseña completa pique aquí.


La portada de este libro corresponde al poeta, ensayista traductor y artista visual, Leo Lobos.

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 Así pues, hay que buscar otra realidad, transfigurarla o subvertirla: “Aunque caves la tumba del lenguaje, / vendrá otro lenguaje de otra lluvia. / Y si cavas en ti saldrás tú mismo / a llenar tu agujero de luciérnagas”, dice Arroyo en Caballo de la Luz.



EL PRINCIPIO
I
¿De dónde viene el hábito mordaz
de morderte la lengua en el instante
del recuerdo? ¿De dónde la escollera
que le sigue al olvido cuando pisas
la evidencia de ser tu propio hálito?


No calles aunque duela decir lluvia.
Aunque caves la tumba del lenguaje,
llegará otro lenguaje de otra lluvia.
Y si cavas en ti saldrás tú mismo
a sembrar tu agujero de luciérnagas.


¿De dónde viene el hábito mordaz
de cegar tu mirada con palabras?

II

No mires hacia atrás.
la ventana encendida
ya no espera.


Piérdete en el sendero
y no mires atrás,
que si miras la lluvia
serás la misma lluvia
de un lenguaje vacío.


Escarba un socavón
en tus palabras
donde yazgan mis huesos
de luciérnaga.

III

Te fuiste con la niebla a engañar a tus ojos
buscando otra mirada.

Te fuiste con la luz a cazar mariposas
y cazaste tus ojos.

Felonía del ser: asumir su fulgor.
renegar de su sombra.

* * * 
 Información sobre el autor en la pestaña de AUTORES.
Para descargar este libro pueden ir al siguiente enlace.

viernes, 26 de noviembre de 2010

"ESQUINA PARADISE" de Antonio Arroyo Silva.

 Antonio Arroyo Silva con este libro que hoy presentamos ha colocado la primera piedra para convertirse en una voz irreemplazable en el panorama de nuestra poesía. Por su hondura y profundidad es el Saulo Torón de la nueva era. Y en sus versos sólo encuentro una consigna que se reitera: amar la vida. Su arte poético magistral está firmemente asentado en la comprensión más madura de nuestra humana condición. Con él, todos somos timoneles y aguantamos las furias del vendaval y las altas olas, porque sin la navegación ni la tragedia no aprenderíamos a encontrar el corazón de la autenticidad, ni el sentido de la existencia. 
Hasta aquí nos han traído nuestras metamorfosis y por ello queremos convertir este encuentro en una esquina del paraíso. La poesía lo da todo. William Carlos, Válery, Edmundo de Ory, Arozarena, han incendiado el lenguaje, y nosotros nos alimentamos de su luz. No se trata de venir hoy aquí a hacer uso de grandes palabras, más bien de coincidir en un móvil que no es otro que la recreación de la belleza y la felicidad que los poetas ofrecen y encuentran. De cada uno y de cada persona aprendemos algo singular y en mi caso fueron las lecturas poéticas las que me enseñaron los cuatro puntos cardinales de la poesía canaria: intimismo, aislamiento, sentimiento del mar y cosmopolitismo. La universalidad está fuera de toda duda, pero no un concepto aséptico y vacío, sin referentes ni identidad, sino como un habla viva llena de sonoras resonancias y silencios de un mundo interior y exterior. 
Antonio Arroyo, voz y paisaje. Lengua viva y profunda donde el silencio se hace signo De un poeta de trascendencias, de un fosforescente pez abisal que gusta cada vez más de la superficie del encuentro, del diálogo de diferentes idiomas y del viejo y mítico mar helénico de cuyo seno extrae y muestra las cosmogonías antiguas en las crestas de montes sagrados de su paisaje natal. Son, territorio y personaje los transeúntes de este libro que en cualquier esquina descubren el paraíso de su existencia, son cosas pequeñas: tirar de las redes, participar del trasiego de pescadores, observar las ondulaciones marinas, escuchar voces jóvenes en sus tribulaciones vitalistas. Todo ello expresa en poemas como: César Manrique, Dosaguas, Garajonay o Idafe, Guirre o Cañadas, Cueva Pintada, territorializando los “manantiales de luz” que antes han transido al poeta de dolor, de “mares que muerden el corazón”, de metamorfosis de un “caracol neófito” que accede a un “reino templario”. El caracol se ha tornado una luciérnaga, aulladora de luz y brillante toda ella, que se arriesga bajo el manto de sombras de la noche, tocando aquí y allá los rostros que han dibujado el suyo propio: son otros poetas, otras voces: Feria, Albelo, Rivero, Quesada, Padorno en las que renace y se reconoce. Luego, boga hacia el letargo, hacia la muda realidad donde algo varía aunque todo permanezca; y se transmuta y otra vez el caracol espiral traza la sombra. Es de los entrepatios, de las avenidas del mar, de su isla, de donde este creador ha aflorado como árbol de ensueño que descuella para más alto sentir el amanecer de los elementos, de los transeúntes. Y es el dolor que se funde en la palmera, el abismo existencial que se equipara al mar. Es el volcán que guía las rutas de la ciudad y es él mismo disfrazado de sombra, que sólo el talco del carnaval hace visible sutilmente. 
Me emociona verlo remar con tanta intensidad en este océano de palabras y muecas, me empatiza ver cómo ilumina las sombras de los patios de mi infancia. 

Autor de la reseña : Roberto Cabrera 

El libro se puede descargar como ebook pinchando aquí. 
Como libro se puede adquirir en la siguiente dirección. 

Información sobre Antonio Arroyo Silva en el apartado de autores.