A decir de Elsa López, autora del prólogo, “Rosario Valcárcel posee ese raro don de escribir y contar para que el lector pueda sentir. En sus narraciones la autora domina la liturgia del sexo, los rituales secretos que conducen al placer. No es lo que cuenta, es cómo lo cuenta; ese tono ligero, aparentemente neutro, que, poco a poco, va creciendo en intensidad y calor. El cuerpo que lee sufre las mismas sacudidas que la narradora describe en sus protagonistas y, de esa manera, los lectores se pierden con Javier y Valeria en la semipenumbra de un probador de mujeres de unos grandes almacenes o se dejan balancear en los brazos de Mónica como si fuera Kali la diosa capaz de despertar el erotismo en los dioses más poderosos aspirando “el olor amaderado del sándalo, el deleite aromático de lo vegetal, la vitalidad y la tonalidad de las hojas de los árboles”, o pasean con Patricia entre olores a sacristía y pasos de Semana Santa mezclados con hierbas de manzanilla y las indulgencias que abren las puertas del cielo; o, sencillamente, se dejan llevar por el deseo de una profesora hasta los brazos de Yeray, el alumno preferido”.
La pluma de Rosario Valcárcel nos conduce sin estridencias hasta el lugar sagrado donde se va a producir la ceremonia ritual del apareamiento y nos hace sentir el cosquilleo del placer recorriéndonos los pliegues de la piel solo con la virtud de su escritura. Cada uno de los cuentos de este libro encierra un secreto por el que lo hace especial dentro del género. La autora juega con ello. El lector lo advierte y se regala con ello.
A veces, la clave de la historia pasa desapercibida, pero en un momento dado, das con ella y, entonces, solo entonces, se produce el fogonazo que ilumina las páginas que estamos leyendo y, de paso, nuestro cuerpo. Las narraciones transcurren como todas. Una historia, una detallada información sobre los protagonistas para ubicarnos en su entorno, y, de pronto, el detonante que va a conducirnos al estado que los escritores expertos en literatura erótica conocen muy bien: la escena donde el sexo aparece como único protagonista.
“Sexo, corazón y vida” contiene nueve pinturas de Manolo Ruiz, autor también de la portada. Además colaboró el fotógrafo teldense José Luis Pérez González, quien reproduce un fragmento de un desnudo que a Valcárcel le hizo el pintor Pablo Losa. El libro de Rosario es atrevido pero también posee intensidad poética, sutileza y tratamiento psicológico de los personajes y las situaciones.
Este libro se puede adquirir aquí.
Página web de la autora: www.rosariovalcarcel.com
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