viernes, 26 de noviembre de 2010

"ESQUINA PARADISE" de Antonio Arroyo Silva.

 Antonio Arroyo Silva con este libro que hoy presentamos ha colocado la primera piedra para convertirse en una voz irreemplazable en el panorama de nuestra poesía. Por su hondura y profundidad es el Saulo Torón de la nueva era. Y en sus versos sólo encuentro una consigna que se reitera: amar la vida. Su arte poético magistral está firmemente asentado en la comprensión más madura de nuestra humana condición. Con él, todos somos timoneles y aguantamos las furias del vendaval y las altas olas, porque sin la navegación ni la tragedia no aprenderíamos a encontrar el corazón de la autenticidad, ni el sentido de la existencia. 
Hasta aquí nos han traído nuestras metamorfosis y por ello queremos convertir este encuentro en una esquina del paraíso. La poesía lo da todo. William Carlos, Válery, Edmundo de Ory, Arozarena, han incendiado el lenguaje, y nosotros nos alimentamos de su luz. No se trata de venir hoy aquí a hacer uso de grandes palabras, más bien de coincidir en un móvil que no es otro que la recreación de la belleza y la felicidad que los poetas ofrecen y encuentran. De cada uno y de cada persona aprendemos algo singular y en mi caso fueron las lecturas poéticas las que me enseñaron los cuatro puntos cardinales de la poesía canaria: intimismo, aislamiento, sentimiento del mar y cosmopolitismo. La universalidad está fuera de toda duda, pero no un concepto aséptico y vacío, sin referentes ni identidad, sino como un habla viva llena de sonoras resonancias y silencios de un mundo interior y exterior. 
Antonio Arroyo, voz y paisaje. Lengua viva y profunda donde el silencio se hace signo De un poeta de trascendencias, de un fosforescente pez abisal que gusta cada vez más de la superficie del encuentro, del diálogo de diferentes idiomas y del viejo y mítico mar helénico de cuyo seno extrae y muestra las cosmogonías antiguas en las crestas de montes sagrados de su paisaje natal. Son, territorio y personaje los transeúntes de este libro que en cualquier esquina descubren el paraíso de su existencia, son cosas pequeñas: tirar de las redes, participar del trasiego de pescadores, observar las ondulaciones marinas, escuchar voces jóvenes en sus tribulaciones vitalistas. Todo ello expresa en poemas como: César Manrique, Dosaguas, Garajonay o Idafe, Guirre o Cañadas, Cueva Pintada, territorializando los “manantiales de luz” que antes han transido al poeta de dolor, de “mares que muerden el corazón”, de metamorfosis de un “caracol neófito” que accede a un “reino templario”. El caracol se ha tornado una luciérnaga, aulladora de luz y brillante toda ella, que se arriesga bajo el manto de sombras de la noche, tocando aquí y allá los rostros que han dibujado el suyo propio: son otros poetas, otras voces: Feria, Albelo, Rivero, Quesada, Padorno en las que renace y se reconoce. Luego, boga hacia el letargo, hacia la muda realidad donde algo varía aunque todo permanezca; y se transmuta y otra vez el caracol espiral traza la sombra. Es de los entrepatios, de las avenidas del mar, de su isla, de donde este creador ha aflorado como árbol de ensueño que descuella para más alto sentir el amanecer de los elementos, de los transeúntes. Y es el dolor que se funde en la palmera, el abismo existencial que se equipara al mar. Es el volcán que guía las rutas de la ciudad y es él mismo disfrazado de sombra, que sólo el talco del carnaval hace visible sutilmente. 
Me emociona verlo remar con tanta intensidad en este océano de palabras y muecas, me empatiza ver cómo ilumina las sombras de los patios de mi infancia. 

Autor de la reseña : Roberto Cabrera 

El libro se puede descargar como ebook pinchando aquí. 
Como libro se puede adquirir en la siguiente dirección. 

Información sobre Antonio Arroyo Silva en el apartado de autores.

1 comentario:

  1. Les abrazo y agradezco por este libro de una poesía necesaria y oxigeno para estos días poluidos de miseria humana.

    Saludos farternos desde Santiago de Chile,

    Leo Lobos

    ResponderEliminar