jueves, 23 de enero de 2014

LA MENTE, ALZHEIMER Y LAS PERSONAS de Juan Úbeda






Sale un libro diferente en el modo de entender y atender la enfermedad mental.

No se escribe uno de tantos libros de esta enfermedad que ya están escritos.

¿Para qué?

Ni se dicen las mismas cosas que se han dicho siempre.

El primer capítulo está dedicado a entender qué es la mente.

¿Cómo percibimos el mundo?

¿Existe la realidad? ¿Qué es la realidad?

¿Recrean dos mentes una misma realidad aparente del mundo?

Conocer la mente, te facilita el conocerte a ti, se da respuesta al interrogante: ¿Y tú quién eres? Y si te conoces a ti, te será más fácil conocer a los demás. Y te será más fácil entender qué sucede cuando una persona tiene una enfermedad mental… Te será más fácil ayudar a esa persona si entiendes lo que le ocurre.

Vivimos en un mundo con demasiados complejos y mitos… que nos tapan el conocimiento de nosotros mismos… Pues, fuera mitos, fuera complejos, fuera velos, fuera tabúes, y que se abran las puertas del conocimiento… da respuesta al interrogante, aprende, y sé libre desde ti… ¿Y tú quién eres?

Y a partir del segundo capítulo, se habla de la enfermedad de alzheimer.

¿Qué es la enfermedad de alzheimer?

¿A una persona con enfermad en la mente, qué le ocurre en las funciones cognitivas?

¿Cómo podemos ayudar a una persona con este tipo de demencia?

¿Se puede ayudar a sí misma una persona con demencia tipo alzheimer?

En el cuarto capítulo, se habla con bastante extensión sobre conductas, comportamientos, costumbres, convivencias, técnicas de conducta, etc.

En otro capítulo, se habla de los recuerdos… ¿Qué son los recuerdos?

Hay otro capítulo más adelante en el que se habla de los trastornos que pueden surgir en una demencia tipo alzheimer.

En el último capítulo, se dan unas reflexiones sobre la vida y el mundo en que vivimos cual creemos que es real, si bien, la realidad es aparente.

Hay ocho capítulos, y al principio una introducción que se recomienda sea leída, especialmente para entender mejor el primer capítulo.

Puedes pedir el libro aquí:


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Se hace el pedido y en cuatro o cinco días lo tienes en casa.



O bien, si eres de Málaga o estás por la ciudad y nos vemos, me lo puedes pedir y te lo doy en ese momento. Con ello además, te ahorras los gastos de envío, y si quieres, te lo dedico.




miércoles, 10 de abril de 2013

RITUAL DEL VISITANTE de José Verón Gormaz




RITUAL DEL VISITANTE

José Verón Gormaz muestra una sagaz percepción de la conciencia reflexiva en su obra, sorprendente. Se vivencia especialmente, a través de los serenos y reflexivos versos que va escribiendo desde hace muchos años. Versos que al instante de su lectura, irradian imágenes y tonalidades conmovedoras muy atrayentes para el lector. José Verón posee un universo artístico personalísimo e irremplazable, emergido de donde se funde el campo y el cielo con facilidad de salmo, en esa tierra aragonesa que el poeta siente con todo el alma y que retrata, desde la percepción más íntima, como pocos saben hacerlo. La atmósfera captada, reflejada a través de los vehementes e íntimos poemas -o a través de la fotografía, a la que también se dedica con acierto no menos poético que en los versos-, se hace complaciente al momento con el leedor, pese a serle un territorio inexplorado, repleto de profundos silencios y de grandes soledades. Envuelto en esa elipsis, en ese clima a menudo sangrante pero siempre hermoso y conmovedor, escribe y reflexiona denodadamente el poeta sobre la vida y sus complejidades, atento al menor sonido, al mínimo movimiento, privilegiado observador de las particularidades poéticas y filosóficas que posee la tierra, esa tierra de cultivos verdes pero también campos de ocres secanos, de serranías grises o cenicientas, de arbóreos montículos, de pueblos de adobe y llanto castigados por el omnipresente sol del estío… Todo penetra por la abierta ventana de la habitación del poeta para amalgamarse con su propio pensamiento; todo es una inevitable génesis lírica: los caminos, los yermos valles, el arroyuelo áspero donde casi ni baja agua, el viento impulsivo, el sol que reseca labrantíos y golpea casas, las luces, las sombras, y, en lontananza por donde serpentea el sendero, el solitario caminante con su carga emocional de vida... Todo lo acopia José Verón  con esa peculiaridad que le da ser poeta de versos ponderados, perceptivos y admirables, que parecen ser llevados, por el céfiro crepuscular, de un lugar a otro del pensamiento en la soledad de la tarde…
Aparece, al momento de iniciar la lectura de los poemas, la enorme calidad ritual que poseen, en una arquitectura que se liberó de andamiajes y apoyaturas dejando una gran resistencia y una sólida madurez expresiva. Una sorprendente obra que da acierto a la observancia, a “la ceniza, que envuelve las palabras/ y las guarda del frío de los años” en ese “camino de papel y de palabras” que tan bien conoce el escritor. Brotan los versos con la capacidad demiúrgica de haber sido creados, usando, desde la loable coherencia, la metáfora polivalente del acierto en libre disposición de ensalmo. Poemas que dejan huella imborrable en el lector de una manera natural, sin estridencia ni ruido alguno; sí, con notable fuerza inspiradora. Una huella que se hace más valiosa con el paso del tiempo, ya que los poemas poseen un sentido estético vibrante que actúa tras la lectura, conformando un código secreto, comprometido, sensible, singular. Carácter que revela la relevancia, la particularidad, el acento especial de una elegante y a la vez sobria voz conmovedora, que acaba relampagueando por nuestro interior con inusitada fortaleza: el poema se lee y se explica casi sin que nos demos cuenta; el lector ha de traducirlo debidamente, ha de recorrer ese camino que se le propone, sintiéndolo propio; ha de hurgar, deleitarse, sufrir, inquirir y hacerse preguntas -aun no siendo muy consciente de que lo hace-, pues  los versos crean un vínculo sumamente estrecho con el lector. 
Los poemas más cortos, esos que llevan el singular peso y el admirable sello de la levedad en José Verón, son, generalmente, de contenida y moderada melancolía, llegando nítidos a la conciencia lectora gracias a las ráfagas de emotividad y de verdad poética que les imprime.
El libro que ahora tengo –gracias a su generosa donación- entre las manos, lleva por título “Ritual del visitante”, su última publicación. Son poemas que revelan la magnificencia del poeta; que abducen hasta en el “in illo tempore”, como una verdadera avalancha de emociones; esas que sin darnos cuenta, desde la soledad lectora la tarde y el viento, van quedando y reconfortando “Sobre los signos de un papel dormido” el ánimo. Son poemas del autor y son de todos nosotros, son poemas al viento. Versos a veces de delicada melancolía; otras, rigurosos, certeros, necesarios; todos ellos marcando un eco filosófico, que deja prolongada una sana alteración: la trasmisión de una voluntad ética sincera y admirable. Este libro deja, en su recapitulación o síntesis, una grata y delicada sensación de sobrada inteligencia. El poeta aragonés, en esta obra, como en  poemarios anteriores, se desnuda por dentro para poder situarnos en su universo reflexivo más personal y nítido; como si estuviéramos ante un revulsivo, ese que despierta la voz independiente, pero cercana, muestreándonos un carácter sensible, un pensamiento sonoro nada estridente, y un delicado hacer. Voz armoniosa y tenaz la del poeta, que nos descubre el desasosiego íntimo dentro de un mundo de contrastadas imágenes, que él sitúa en el cofre multicolor de sus emociones más personales. Pocos autores sienten y mueven el verso como lo hace José Verón. Lúcido y conmovedor, nuestro poeta es profundo, es magnético y es cercano; aunque a veces, como buen rapsoda, parezca ensimismarse en poemas sugestivos, muy bien estructurados, que van in crescendo cual generosa sinfonía; poemas que subyugan y sobrecogen, en un exceso emocional siempre vibrante; poemas en los que parece encerrarse solitario el poeta para no hacer ruido... Algo que como lectores agradecemos profundamente, porque, “A través de las horas/ habla la inmensidad iluminada/ por el sol vertical del mediodía…  Y nada más, ya que  “Sólo el eco brutal de las ausencias” parece tener sentido…
Gracias por este libro, estimado amigo, apreciado Poeta.

Con el poeta en Calatayud intercambiando libros...

Puedes obtener este libro en Casa del Libro.

jueves, 28 de febrero de 2013

"COLLAGE DE POESÍA" de Karyn Huberman

Durante los años 2010 y 2011 Karyn Huberman fue realizando una serie de collage tanto visuales como poéticos y ahora los ha recopilado y ha decidido colocarlo en forma gratuita como ebook para que así la poesía pueda llegar sin fronteras y sin problemas de coste a quien desee. Lo único que le agradaría es tener sus comentarios sobre su contenido y que lo compartan con sus amistades para que llegue a mucha más gente. La poesía es para todos. Muchas gracias.
http://issuu.com/karynhuberman/docs/libro_collage_de_poes_as


Aquí el comentario reseña que realiza un amigo común sobre el contenido de este libro:

Un Collage de poesía viva.

Cuando leí por primera vez un Collage de Karyn Huberman, el pecho se me descolgó, era tan bello que lo leía y lo releía con unas ansias in finitas de entenderlo; estaba ese día sentado con mi portátil en la Laguna de San Lázaro mirando las bellas murallas de Getsemaní con los edificios milenarios en sus entrañas y sus multicolores casitas. Ni esa hermosura del espacio cartagenero logró ese día distraer mi mente para que pudiera absorber los versos de aquel poeta y las estrofas milimétricas creadas por Katy; era como sacar del polvo mágico lo más puro en letras que los Vates escogidos habían dejado en sus creaciones y entresacados con tanta maestría que se convertía en un instante cuando uno comenzaba a leerlos en sabiduría lírica y en ese instante es cuando el corazón se despega volviéndose un volcán de sentimientos, desde ese día soñaba con tener uno cada semana y cuando no llegaban me desesperaba y le reclamaba a la brillante autora con el temor de irrespetarla, pero no ella siempre aparecía con otro y en cada uno de ellos se encendía mi espíritu mucho más y buscaba en mi biblioteca al poeta o en la virtual si no lo tenía.

Collage de amor y tiempo una polifonía que subyuga, donde cada poeta es representado con la magistral pluma de la autora que a la vez nos entrega un pedazo de su tierno corazón, con una inspiración de nobleza que constriñe los espíritus y acorta los anhelos del ser que parte en su camino de rosas con el malagueño Vicente Aleixandre ese poeta inmenso que le hace bellos homenajes al dolor con lágrimas y allí ya queda uno prendado para leer como si fuera una partitura solemne los verses más delicados y bellos y cuando termina con ese seguidilla de emociones del poeta Norte Americano- Walt Whitman la intención real es regresar de nuevo donde Vicente para empaparse aún más de esos incomparables rimas que caminan alegres por todo ese libro.
Yo lo quiero tener en mi biblioteca, para que mis tres nietos cuando vengan a vacaciones lo lean y se acaben de convencer de que existe un fenómeno lírico que se denomina Collage y que mi respuesta cuando me preguntaron, porque el profesor dudo mucho, era cierta y que Karyn Huberman es la autora de esos tan bellos que antes les hice leer

Es un libro de biblioteca, es un tesoro literario que todos debemos tener porque no vamos a volver a conocer otro igual a no ser que Katy nos alegre el corazón con otro. Además en la zona virtual está lindo. Yo me imagino la belleza en su propia edición. Qué hago ahora para agradecerle a Karyn por haberle dado tanta alegría a mi corazón. No sé de verdad hasta donde llegue la fuerza de mi espíritu para decirle finalmente ¡Qué su libro es una belleza! ¡Y su regalo una paz para mi alma! Y un aplauso de mis compañeros poetas.
 Gustavo Leal
Desde Cartagena de Indias.

"FUERA MÁSCARAS" de Raquel Herrero Al.


Dice Raquel sobre su obra:

A  lo  largo  de  esta  obra  encontraremos  ejemplos  de  familias,  cuyo  entorno  más  cercano  convierte  a  las  mismas,  en  víctimas  avergonzadas,  mientras  sus  verdugos  campan  a  sus  anchas  por  la  vida  por  el  solo  hecho  de  que  “de  vez  en  cuando”,  piden  perdón.
Con  este  “noble  gesto”,  lavan  sus  conciencias,  para  después  seguir  actuando  del  mismo  modo,  y  lo  qué  es  aún  peor.  En  este  circulo  vicioso,  las  víctimas  ustedes  y  yo  nos  convertimos  quizás  sin  darnos  cuenta  en  cómplices  de  estos  verdugos,  cuando  hacemos  oídos  sordos  a  hechos  lamentables  qué  todos  conocemos,  y  que  por  desidia,  vergüenza,  miedo,  o  simplemente  comodidad.  Eludimos  pero  lamentamos  a  sabiendas  de  que  con  ello  no  solucionamos  nada.

¿Porqué  son  las  víctimas,  y  no  los  verdugos  las  que  se  sienten  avergonzadas?.  Serán  ellas  mismas  las  que  nos  den  la  respuesta.
En  cualquier  caso  el  principal  motivo  de  este  libro,  es  poner  mi  granito  de  arena.  Haciendo  publica  denuncia  de  hechos  que  por  desgracia  no  son  ficticios  o   producto  de  mi  imaginación. 
Por  tanto  yo  soy  simplemente  portavoz  de  lenguas  mudas  que  no  saben,  no  pueden,  o  no  quieren  hablar.

A  todos  los   lectores
Mi  más  sincero  agradecimiento.

jueves, 21 de febrero de 2013

"EL ÁRBOL DE LA VIDA" de Javier Carrasco


La incesante lucha del hombre a través de los tiempos por vencer  a la muerte y así alcanzar el sueño eterno de la inmortalidad es el hilo conductor de las tres historias que se desarrollan en la obra de Javier Carrasco (Ceuta, 1962), cada una de ellas en un tiempo y espacio diferente. La primera nos remite a los inicios del Cristianismo, donde el griego Juan el Presbítero parte a Éfeso para escuchar la versión que de la vida de Cristo y los Hechos de los Apóstoles ofrece el judío Yehohanán el Sacerdote, último discípulo directo de Jesús de Nazareth que queda con vida. 
En la segunda, el marco temporal es la Guerra de Vitenam, donde un soldado negro, Samuel Johnson, rememora su pasada y ahora lejana vida en el Harlem neoyorkino mientras sufre junto a su patrulla de reconocimiento los fatídicos efectos colaterales del “fuego amigo”. 
En la tercera historia, el novelista nos desplaza hacia el futuro cercano, con una trama detectivesca donde se plantea el peligros cóctel que supone mezclar los avances de la biotecnología con la manipulación de seres humanos por parte de una peligrosa secta.  La exhautiva documentación, la buena administración de los resortes argumentales y un lenguaje marcadamente visual que permite al lector recrear en su mente las impactantes imágenes son los principales alicientes de esta trilogía de novelas cortas llamada “El árbol de la vida”.
Se puede adquirir para Kindle en Amazon.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

"LA CASA DE ENFRENTE" de Esteban Navarro.

El pequeño pueblo costero de Roquesas de Mar se ve conmocionado por la desaparición de una de sus vecinas: la joven Sandra López, de dieciséis años de edad. Cuando hallan el cadáver de la chiquilla, horriblemente mutilado, en la parte trasera de la casa de uno de los más ilustres vecinos de la villa, todos sospechan de Álvaro Alsina como el autor del crimen. La biempensante sociedad local comienza una caza de brujas culpando del crimen a Álvaro, al mismo tiempo que se va tejiendo una tupida red de engaños en torno a su persona, con el único fin de incriminarlo.

  Álvaro Alsina ve como todo el mundo se derrumba a su alrededor sin que él, ni su familia, puedan hacer nada para evitarlo. Sus amigos, su mujer, sus hijos, su amante, y hasta el jefe de la policía local, lo consideran el autor del crimen en un pueblo que no tiene letrero desde que un vendaval lo arrancó y nunca lo restablecieron.

Pueden encontrarlo en versión kindle o papel en Amazon , como ebook en Fnac  o bien en la Casa del Libro

miércoles, 7 de noviembre de 2012

"CANCIÓN ERRÓNEA" de Antonio Gamoneda.






ANTONIO GAMONEDA

A Antonio Gamoneda escribir le sube la presión sanguínea, nos dice con toda su cándida sinceridad de persona sensible. A Antonio Gamoneda no hace falta presentarle, es un poeta grande entre los grandes. Afortunadamente, en este caso, se cumple con justicia, que el poeta esté en el lugar que le corresponde por su obra, por su talento, pero sobre todo por su sensibilidad y humanidad. Una humanidad, un altruismo que nos deja, verso a verso, reflejado como si de una corriente de agua cristalina se tratara.
He tenido la posibilidad de cartearme varias veces con él, de sentir su abrazo al finalizar la palabra escrita con su bolígrafo en una mano algo temblequeante ya por la edad, pero aún firme y llena de afectos, caligrafía de rasgos muy particulares también; he tenido la oportunidad de cartearme y de recibir el aliento del poeta, con la intermediación de Juan Antonio Pellicer, en momentos en que la vida de mi hijo corría tantos peligros, mi agradecimiento a ambos como a tanta gente, es infinito. Cuando un poeta con sus valores y reconocimientos, se detiene a escuchar y leer unas malas líneas de un poeta aficionado y le valora un libro con la humanidad que él lo hace sin conocerte de nada, y te explica lo que para él es la poesía con toda la sencillez del mundo mientras te estimula a continuar por ese rumbo emprendido, es que estamos ante alguien sumamente grande en lo natural, ante alguien que no se le sube los premios a la cabeza, ante alguien que realmente nos pertenece a todos como si fuera nuestro bondadoso vecino de al lado o nuestro mejor amigo, ese que nos entiende. No todos –escritores, artistas, gente famosa por un motivo u otro- obran así. Al contrario: son muy raros aquellos que permanecen siendo fieles a su esencia primigenia y lo digo con cierta experiencia de llamar a algunas puertas sin resultados aún sabiendo que han escuchado el timbre. La fama suele confundirles o  perderles. Allá ellos, porque eso también viene reflejado en sus obras y, cómo no, las empaña.  



Vayamos a lo importante: El poeta, leonés –aun nacido en Oviedo un treinta de mayo como el que esto escribe- nos deja, estos días, una nueva sorprendente continuación de su obra. Se trata de un libro con guisos de singularidad –todos sabemos que su obra ha permanecido aislada de cualquier tendencia poética- como lo son todos los de su magna obra. Pero éste se antoja especial quizás por la edad del poeta: “Canción errónea” lo titula, y lo hace con esa sensación de dudas que todo ser humano que se precie tiene a la hora de escribir, de dejar o mostrar algo y más si, como en el caso de Antonio, se es prácticamente autodidacta, alguien que se ha hecho así mismo, que todavía le engrandece más, sobre todo cuando sabemos que pasó por la pobreza y la miseria de la Guerra civil, y que tras ésta consiguió hacer -con todo el esfuerzo de la voluntad- estudios medios, combinándolo con un trabajo como recadero de un banco. Quizás por eso Gamoneda queda fuera de ínfulas y de ordenanzas canonizadoras, pese a haber cobrado notoriedad con el premio mayor de las letras castellanas hace unos años. Gamoneda es un poeta sencillo, un hombre de barrio leonés, habitual y coloquial que se llena de emociones y nos las cuenta con las alegorías poéticas. Como bien escribe Casado sobre él: “Gamoneda no desarrolla propiamente un relato, ni siquiera cuando anuncia que va a hacerlo; los hechos se fragmentan en sensaciones, en detalles aislados de su contexto, trasportan ecos de tiempos anteriores. La mirada está sometida a un núcleo obsesivo que la absorbe, la dirige de forma centrípeta hacia lo que el poeta llama interiorización”. Él no se cree más grande que nadie y nos lo demuestra con suma naturalidad. Los poemas vesiculares que se leen en esta Canción que el poeta dice que es errónea pero la realidad nos dice que pertenece, dicho título, a un poema, al parecer anterior, que afloró aquí prestando el título a todo el libro, quedan intitulados en unos versos muy compensados con la edad del autor, poemas casi autobiográficos como lo son todos desde el inicial “Blues castellanos”. El poeta se nos presenta en este libro, recorriendo miserias y estercoleros, pisando detritos, removiendo rebuscallas hospitalarias, despojos, etc., con su bestiario habitual al que le sigue siendo fiel. La muerte es una compañía, es alguien que camina al lado, que se comunica, con quien habla y quien le habla casi como una amiga sin miedo ni esperanzas ya.  Este tránsito de la inexistencia a la existencia y vuelta a la inexistencia, es el giro por donde se mueve el poeta, este vivir para la curiosidad y morir sin saber para qué exactamente, esta nadería envuelta en nada que tan bien nos muestra con unos versos que nos sumergen en la mejor poesía de nuestro tiempo. Gamoneda es grande porque es cercano; es especial, porque es amigo; es poeta porque siente y nos precipita en las honduras del ser, porque escucha la vida y la siente efímera, de contenidos absurdos; y aún así, es consciente de que merece la pena, en ese ir del no ser al no ser de la inexistencia a la inexistencia, pasarlo, vivirlo y hacerlo bien, ya que en ese tránsito se concentra todo lo posible en nosotros: el amor, la descendencia, la amistad, la decepción, la pérdida y el logro…  

Anticipo un poema que ya adelantó hace días el diario “El País”: 

  
Amé. Es incomprensible como el temor de los árboles.
Ahora estoy extraviado en la luz pero yo sé que amé.
Yo vivía en un ser y su sangre se deslizaba por mis venas y
la música me envolvía y yo mismo era música.
Ahora,
¿quién es ciego en mis ojos?
Unas manos pasaban sobre mi rostro y envejecían dulcemente. ¿Qué
fue existir entre cuerdas y olvidos?
¿Quién fui en los brazos de mi madre, quién fui en mi propio corazón?
Es extraño: solamente he aprendido a desconocer y olvidar. Es extraño:
Todavía el amor
habita en el olvido.


Barcelona.-06.-11.-2012.

©Teo Revilla Bravo.